No sabés mentir

martes, 20 de julio de 2010

No me digas que no me ves como un adulto,
No me digas que no querés saber de mí,
Te miro fijo, no aguantás la risa…
Vos no sabés mentir.

No me cantés envido si jugué mi carta,
No tenés nada, te querés reír de mí,
No me engañas ni con el ancho de espadas…
Vos no sabés mentir.

No me digas “dale”, si no me quisiste,
El Real Envido, no lo canté porque sí,
Yo me arriesgue por el todo o nada…
Vos no sabés mentir.

No me digas que estoy cambiando,
Desde el principio sabías lo que querías de mí,
No uses excusas si ya me usaste…
Vos no sabés mentir.

No me digas que fue sin quererlo,
Tus cizañas, no llegarán a mí,
Ni tus anécdotas ni tu poca sapiencia…
Vos no sabés mentir.

No te arrepientas ni te pongas en nada,
No te encandiles cuando me veas cantar aquí,
Tus artimañas no me han afectado,
Porque vos no sabés mentir.

Filosofando árboles

domingo, 11 de julio de 2010

Un poeta cuando escribe mucho, se lo llama poeta fértil, en cambio cuando le cuesta escribir, se dice que está seco. Ahora pienso yo, ¿Cuánto cabe esta comparación entre la tierra y los poetas en realidad? ¿Será que somos un campo esperando, y al mismo tiempo cosechando (a veces más rápido, otras más lento) los frutos de las semillas que la sociedad planta en nosotros? Lo que seguro tenemos, es una rotación de cultivos, una constante renovación de los frutos de nuestra mente. Nuestro cerebro sería una llanura, en algunos momentos ocupados por grandes árboles, otras veces por simples arbustos y en ocasiones sólo llano.

¿Pastarán animales en nuestra tierra? ¿Nos cobrarán retenciones de ideas, poesías y demás? ¿Podremos, finalmente, alimentar a alguien sólo con nuestras ideas, poesías y demás?
A mi me gustaría que nunca se me acaben los árboles, los arbustos… Porque si bien a medida de que pasa el tiempo la parte “ciudad” de mi cabeza se va a ir comiendo la parte pampa, sé que ésta no va a desaparecer del todo, por el simple hecho de que yo escribo porque me gusta hacerlo. Me da paz, me transmite alegría, me dice, a veces, verdades que ni yo sabía.
Entonces tendré que fijarme cómo detener el avance de topadoras dispuestas a deforestarme, y que, al leer esto dentro de 10, 20 años, sepa que aún tengo tierra fértil en mí

Juguemos

domingo, 4 de julio de 2010


Me gusta avanzar.

No sólo para adelante, como un caballo con antojeras, sino más bien en zig zag, hacia los costados, en diagonal y por qué no volviendo un poco caminando como un cangrejo.

Me gusta leer cosas y jugar con ellas. Leo a Borges, y juego a que me sueñan, leo a Galeano y juego a ser sudamericano. Con Sacheri y Fontanarrosa juego al fútbol con amigos. Leo a Girondo y juego con palabras, leo a Chejov y juego a tener frío, leo a Verne y juego a viajar. Leo a Rubén Darío y juego a ser romántico. Leo a Quiroga, y juego a ser animal. Leo a Cortázar, y juego a ser DIOS...

Algún día, espero... Alguien jugará conmigo


"Que sepa tejer, que sepa bordar,
que sepa abrir la puerta para ir a jugar."